El viernes 14 de marzo el Club Villa Luján será el escenario de una velada histórica cuando el boxeador local Ezequiel «Danger” Casalicchio enfrente al rionegrino Luis Christian Fabián por el cinturón OMB Latino crucero. La historia y los sueños de un hombre común que hace tres años se dio otra oportunidad. Por Exequiel Svetliza.
Como en una autopista fastuosa de Miami o inmerso en el enjambre lujurioso de tentaciones de Las Vegas, el destello de las luces puede encandilar al mejor plantado. No hay resplandor que no proyecte su sombra ni triunfo que el futuro no pueda trocar en derrota. En una sociedad donde el éxito económico se pondera como virtud y la fama como una meta apetecible, cualquier hombre común puede llegar a marearse. No parece ser ese el caso de Ezequiel Casalicchio, el boxeador local que el viernes 14 de marzo en el Club Villa Luján (Don Bosco 2257) tendrá una cita con su destino. Las crónicas deportivas dirán que esa noche el “Danger” enfrentará al pugilista rionegrino Luis Christian Fabián por el título OMB Latino en una velada histórica para la provincia, pero para él esa es una prueba más en el camino para meterse entre los 14 mejores del mundo de la categoría crucero y aspirar a pelear por un título mundial. Cuando Ezequiel se suba al ring esa noche no irá por la gloria deportiva ni por la ambición de inscribir su nombre en las páginas que la historia reserva a los ídolos populares, sino por el sueño de todo hombre común: una casa para su familia.
Hace menos de tres años atrás Ezequiel Casalicchio era un ex boxeador. Estaba gordo y llevaba bastante tiempo sin entrenar, pero todavía confiaba en el poder de sus puños como los pistones que pondrían en marcha su sueño. “La verdad que yo volví para darme una oportunidad y darles un futuro a mis hijos, si los cinturones vienen será consecuencia del trabajo. Volví a boxear por mi familia porque, para mí, el boxeo es un trabajo y es lo que le va a dar el bienestar a mis hijos. Creo que tengo condiciones y la vida me ha dado los dones de ser fuerte y rápido… hace tres años atrás me di una nueva oportunidad y quiero darle la oportunidad que yo no tuve a mis hijos… no quiero que ellos tengan la vida dura que yo tuve”, cuenta Ezequiel en una pausa del entrenamiento a triple turno con el que se prepara bajo la conducción de Raúl Molina para la pelea por el título continental.
Ezequiel nació en Rosario en una familia humilde. Fue el primero de siete hijos y tuvo que dejar la escuela a los 12 años para ayudar a parar la olla en su casa. A la bronca por ese destino que sentía como injusto la transformó en su combustible espiritual y encontró en el boxeo una vía posible para el tan anhelado ascenso social. “Por la vida de uno…es como que uno se vuelve muy temperamental. A la primera de cambios, siempre quiere ser agresivo por la vida que le ha tocado y me peleaba jugando a la pelota… una patada y problemas así. Pero una vez que empecé a hacer deporte me di cuenta de que, de alguna manera, era superior a los demás por el hecho de hacer un deporte de contacto. Entendí que no servía salir y pelear en la calle con nadie. Eso me marcó la diferencia para ser lo que soy ahora”, le confesaba a eltucumano.com años atrás al momento de iniciar su retorno al cuadrilátero. }

En ese regreso al boxeo Ezequiel no estuvo sólo. El pugilista encontró en el promotor Sebastián Villagra, Rolo Marín y Kid Decandido, a grandes impulsores de esa carrera que años atrás sonaba a utopía y hoy es una realidad tangible en el horizonte: “Cuando volví a entrenar hace tres años mi objetivo era este: pelear, ranquear bien y salir a pelear afuera… He tenido la suerte de conocerlos a Sebastián y a Rolo que me han ayudado mucho y he ido subiendo el nivel de mis rivales. Es para sacarse el sombrero las oportunidades que Villagra les da a todos los chicos en Tucumán haciendo todo a pulmón, gracias a él se me ha dado esta posibilidad de pelear por un título… Claro que después el que está arriba del ring y el que recibe las trompadas soy yo… una vez que suena la campana somos sólo el rival y yo…si no lo resolvés bien ahí arriba… todos son golpes”.
“Esto es algo que he buscado durante mucho tiempo así que, no voy a mentirte, hay algo de nervios… es lógico, pero estamos muy bien. La preparación física es fundamental y mantener el plan de pelea. Estamos pensando un plan de pelea largo, la idea es tener físico para pelear los diez rounds. Creo que hay que saber aprovechar las virtudes de cada uno y yo, por suerte, tengo varios recursos…me tengo que manejar a mi ritmo”, comenta el pugilista que desde hace décadas reside en la provincia. Ezequiel se ganó el apodo de “Danger” por la potencia arrasadora de sus puños y sabe que, cada vez que se enfrentan dos titanes de ese porte, el nocaut es una posibilidad latente: “Él es un boxeador muy fuerte y es mucho de ir al cruce, es un boxeador agresivo, pero yo tengo que salir a hacer mi boxeo… el nocaut es un accidente, si se puede ganar antes, mucho mejor”.
Con una carrera en franco ascenso desde que volvió a calzarse los guantes, Casalicchio cosecha un récord de 15 peleas ganadas (9 por nocaut), 2 peleas perdidas y un empate. Mientras quien será su oponente por el cinturón vacante del OMB Latino, Luis Christian “El Potro” Fabián, tiene 11 peleas ganadas (7 de por nocaut) y 4 perdidas. La velada pugilística también contará con los combates de Nahuel Maldonado vs José García y Roberto Godoy vs Maximiliano Daza. “Es una pelea muy importante porque nunca en la historia se ha peleado un título OMB Latino de la categoría crucero en Tucumán, la OMB es una organización muy renombrada y prestigiosa. Es muy especial que la pelea sea en Villa Luján porque el público juega a favor en la parte anímica, la gente te alienta y eso siempre te saca un plus”, comenta. Las entradas para este combate histórico ya se encuentran a la venta en el siguiente link: Norteticket. También en la sucursal de en Sucrédito de San Martín 836.

Los reflectores de las más prestigiosas arenas pugilísticas del mundo, las bolsas que cotizan en dólares, la posibilidad de trascender las fronteras de la provincia para de medirse con los peleadores más picantes del globo terráqueo y alcanzar la tan anhelada posibilidad de una chance mundialista se volverán un horizonte cada vez más cercano si Ezequiel logra alzarse con la corona continental el 14 de marzo. Un triunfo ante el rionegrino le augura un salto gigantesco en el ranking mundial y Danger lo sabe: “Yo a esta pelea la veo como un trampolín para irme a las grandes ligas porque, con este título, me pondría dentro de los 14 mejores del mundo. Hoy estoy en el puesto 70 de 1500 boxeadores en todo el mundo y eso no es poco mérito, pero ganando esta pelea se me abren nuevas posibilidades”.
El 12 de marzo, dos días antes de la pelea más importante de su carrera boxística, Ezequiel Casalicchio cumplirá 36 años y proyecta festejar esa noche en el club Villa Luján. Al momento de subirse al ring, Danger no pensará en la fama, la guita, las modelos ni los amigos del campeón, sino en Emiliano, Leonel y Ezequiel, sus hijos que lleva inscriptos en la piel. Sus sueños son los de cualquier hombre común, esos que salen cada día a jugarse el destino y el futuro de los suyos, por eso, se anima a contradecir el título de la velada: “Esto es lo que tanto esperaba cuando tomé la decisión de volver, yo a esta pelea la veo como la llave de la casa de mis hijos. Detrás de este boxeador hay una gran persona que pelea por su familia, no por la gloria”.