Los conciertos son exóticos, modernos, llenos de color, de cultura “boricua” y de varias celebridades.
Miles de puertorriqueños asistieron el fin de semana al lanzamiento de la histórica residencia de Bad Bunny en San Juan, una serie de conciertos que muestra el orgullo y la resiliencia de la isla, y que en su etapa inicial está limitada a los locales.
Con camisetas con la bandera de Puerto Rico o simplemente arropados con esta, los fanáticos abarrotaron el área que rodea el Coliseo de Puerto Rico en San Juan antes del espectáculo titulado “No me quiero ir de aquí” y en el que cantó las canciones de su álbum “Debí tirar más fotos”, con el que desembarcará en Buenos Aires, el 13 de febrero.
Por momentos, el popular artista de 31 años pareció detenerse para celebrar la ocasión, esbozando una sincera sonrisa mientras observaba a sus miles de eufóricos compatriotas.
Disfrutar el presente y honrar el pasado es una lección extraída de su sexto álbum en el que dedica una oda a todo pulmón a la herencia puertorriqueña.
El ambicioso repertorio incluyó muchos de los temas más recientes de Bad Bunny que subrayan las injusticias en la isla caribeña estadounidense, pero la noche supuso sobre todo una mirada a Puerto Rico que se centra en su resistencia, orgullo y alegría.
La primera canción era inédita y no se dieron detalles sobre si finalmente se lanzará oficialmente.
Los primeros nueve conciertos de una serie de 30, que se realizarán en el Coliseo de San Juan durante tres fines de semana consecutivos hasta septiembre, están abiertos exclusivamente a residentes puertorriqueños y a alguna celebridad como LeBron James, quien asistió al espectáculo más precisamente el viernes por la noche.