sábado, septiembre 6, 2025
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«De las cosas más tontas que hice»: el creador de Breaking Bad se arrepintió de hacer una de las escenas más icónicas

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Para muchos, una de las escenas más espectaculares de la televisión, para su creador, uno de los quebraderos de cabeza más grandes. ¿Qué pasó con la última temporada de Breaking Bad?

La exitosísima quinta y última temporada de Breaking Bad fue un completo dolor de cabeza para Vince Gilligan, el creador de uno de los fenómenos televisivos más trascendentes del último tiempo. El director de la serie, lejos de enorgullecerse por los logros, repasó en el simple error que le costó continuos desvelos para resolver cómo justificaría el primer episodio de la última entrega de la serie.

Vince Gilligan confesó en una entrevista que una de las escenas más memorables de Breaking Bad tuvo una resolución de último momento. El genio detrás de la icónica serie puso de manifiesto «la cosa más tonta que hizo» al introducir una impensada ametralladora M60 que luego le costó toda la trama narrativa de la exitosa serie.

Una escena que no tenía mucha explicación

Al comienzo de la quinta temporada de Breaking Bad podemos ver a Walter White desayunando solo, una forma de matar el tiempo mientras celebra su triste cumpleaños número 52. Al volver a su auto, abre el baúl y puede verse una ametralladora M60. Descontextualizado e intrigante, nos emplazaban a otro momento de la serie para saber las respuestas.

Pero en realidad, aquella escena no tenía más motivo que «quedar genial». Era una forma atrapante de comenzar la temporada pero no había una razón para que el arma esté allí. «Ya lo dejamos para luego», dijo Gilligan en un primer momento, despreocupado por cómo se resolvería el resto de la trama. Inocente, acabó siendo uno de los quebraderos de cabeza más gordos que tuvo que afrontar el equipo de guionistas, y una decisión de la que se arrepintieron hasta prácticamente el final.

El arrepentimiento del creador de Breaking Bad

«El mayor temor que teníamos era qué hacer con esa maldita ametralladora»,se sinceró Gilligan, una decisión que le asustó por mucho tiempo y a la cuál no encontraban resolución. Los guionistas le propusieron lo impensable: «hagamos  como que la metralleta nunca ha existido», un camino que supone un pecado capital en el mundo del audiovisual, rompiendo la clásica ley de la narrativa como es la de que todo elemento que se introduce en un relato debe tener su impacto al final.

«Una de las cosas más tontas que he hecho en mi carrera fue comprometerme con la idea de que Walter White comprara una ametralladora cuando no sabíamos qué iba a hacer con ella. No teníamos ni idea. Literalmente, hubo meses en los que estaba completamente asustado. Estábamos en la sala de escritores durante un día completo y lentamente me golpeaba la cabeza contra la pared, no lo suficiente como para lastimarme, pero sí lo suficiente para soltar las ideas. Y todo el mundo estaba un poco preocupado por mí», confesó su creador

Según avanzaban los episodios, el equipo le recordaba amablemente que tenían que resolverlo, pero por más vueltas que le daba Gilligan no sabía qué hacer con esa metralleta.

La solución al problema

A base de darle vueltas al asunto y en el tiempo de descuento acabaron dando con una solución que les convenció. No fue una solución cualquiera, además. Es en el mismísimo episodio final cuando por fin este arma adquiere importancia y Walter la usa para acabar con una habitación entera de supremacistas blancos, habiéndola montado en una suerte de torreta de su propia construcción. Como el trabajo de los mejores magos, a los espectadores nos fue imposible adivinar que lo que habíamos visto no estaba pensado desde el principio. Y de hecho la solución resultó tan llamativa que incluso acabaron probándola (y dándole el aprobado) los ‘Cazadores de mitos’, contaron desde el medio Espinof.

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