En la tercera rueda de la semana y en medio de la expectativa que hay por las elecciones bonaerenses, la divisa operó con tranquilidad. Los dólares financieros subieron.
Las turbulencias en el mercado de cambios se hacen notar en la previa de las elecciones legislativas en provincia de Buenos Aies y luego de las nuevas medidas adoptada por la administración de Javier Milei. En la tercera rueda de la semana, el dólar oficial operó estable al terminar a $1.375 para la venta y a $1.335 en el Banco Nación (BNA).
El tipo de cambio oficial mayorista terminó en pantallas a $1.361,15, equivalente a una baja diaria de $0,90. En tanto, el precio promedio del mercado fue de $1.377,09, de acuerdo con el relevamiento diario que hace el Banco Central (BCRA).
Los dólares financieros, en cambio, retomaron la tendencia alcista. El dólar MEP se negoció a $1.373,78 y el Contado con Liquidación (CCL) operó a $1.377,75.
Por su parte, el dólar «blue» retrocedió $15 en la city tucumana y se vendió a $1.345. La cotización paralela se encuentra en uno de los valores reales más bajos de los últimos meses.
Ricardo Arriazu sobre la crisis cambiaria: “Si el dólar se escapa, se acabó todo”
El tucumano Ricardo Arriazu analizó las dificultades del Gobierno de Javier Milei para controlar el dólar en un escenario de desconfianza arraigada y elecciones cruciales en el horizonte. El economista señaló que la apertura del cepo cambiario, aunque financiada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), tuvo un efecto contraproducente: los argentinos compraron masivamente dólares, drenando reservas y afectando la actividad económica. «El equipo económico no anticipó semejante demanda, subestimando la desconfianza acumulada tras años de restricciones», afirmó.
Arriazu criticó el esquema de flotación entre bandas, así como la decisión de desmantelar las LEFI. Según dijo, estas medidas contribuyeron a la inestabilidad cambiaria: «Se desató el infierno».
«Desde que se abrió el cepo, los argentinos compraron U$S11.400 millones, y en términos netos U$S9400 millones. Eso es lo que explica la caída de actividad. El equipo económico no esperaba que hubiera semejante caudal de demanda, pensaban que, si el dólar estaba tranquilo, la gente se iba a olvidar de comprar dólares. Pero la gente tiene años de cepo y de desconfianza encima», remarcó.
Ante este panorama, enfatizó que el Gobierno no tiene margen para una devaluación, ya que esto desestabilizaría por completo su programa económico. A pesar de contar con reservas y vencimientos de deuda acotados, la percepción de vulnerabilidad persiste. «Si el dólar se escapa, se acabó todo», advirtió.
Arriazu destacó que esta falta de confianza se refleja en el elevado riesgo país, a pesar del superávit gemelo. «Los inversores extranjeros se preguntan: ¿Por qué esta vez será diferente?», señaló al criticar las iniciativas del Congreso que amenazaron el equilibrio fiscal.
De cara al futuro, Arriazu consideró que la continuidad de la política económica dependerá del resultado electoral. Si el Gobierno mantiene un tercio de la representación, podrá vetar leyes y evitar juicios políticos, preservando el rumbo actual. Además, vislumbró un panorama más favorable a partir de 2026, con las ventajas de las obras de infraestructura energética, la cosecha y la recuperación del precio del litio. Sin embargo, el desafío crucial es «cómo llegar hasta octubre».